Antes de tirar el tubo a la basura o de extenderla en la espalda de tus hijos, conviene hacer algunas comprobaciones. En el envase, localiza el pequeño pictograma con forma de bote abierto, seguido de una cifra (p. ej.: 12M). Eso indica que el producto se mantiene eficaz 12 meses después de abierto. Si no recuerdas cuándo la empezaste, observa su aspecto:
Estos elementos son buenos indicios de que ha llegado el momento de deshacerse de ella.
Más allá de la ineficacia contra los UV, utilizar una crema solar caducada puede provocar reacciones cutáneas: enrojecimiento, picores e incluso alergias. También puede contener filtros degradados que ya no cumplen su función protectora.
Es la pregunta que muchos se hacen al hacer la selección en el neceser de playa. La respuesta depende de un criterio sencillo: ¿el tubo está completamente vacío o no?
Si queda crema en el interior, aunque sea un fondo: dirección residuos generales, contenedor gris oscuro. La crema solar contiene filtros UV y sustancias químicas que no se tratan en las vías clásicas de reciclaje. Estos restos, si pasan al contenedor de envases, pueden contaminar todo el lote.
Si el tubo está bien vaciado, puede ir en tu bolsa de basura de baño destinada al contenedor amarillo con los envases de plástico, metal y briks.
Algunas marcas empiezan a proponer alternativas interesantes. Por ejemplo, TerraCycle España ha puesto en marcha programas de reciclaje de envases de productos de belleza usados: les devuelves los embalajes (aunque no estén totalmente vacíos) y ellos se encargan de tratarlos a través de canales adecuados.
¿No quieres tirarla? Existen algunos usos alternativos y DIY ingeniosos para darle una segunda vida a una crema solar caducada, siempre que no se haya echado a perder (sin olor fuerte ni separación visible):
Estos usos alternativos siguen siendo puntuales y no deben convertirse en sistemáticos, pero permiten prolongar un poco el uso de estos productos antes del reciclaje o eliminación.
Deshacerse de una crema solar caducada no es solo un gesto de higiene o de comodidad, también es un gesto para la salud… y para el planeta. Al comprobar su estado, clasificarla correctamente y explorar opciones de reutilización, cada familia puede limitar su impacto.
Para evitar el derroche, algunos reflejos sencillos: conservar la crema en un lugar fresco, evitar las exposiciones prolongadas del producto al sol y dar prioridad a formatos adaptados a su consumo real. Algunas marcas también proponen envases recargables o formatos familiares más eco-responsables.
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