Buenas prácticas

El medio ambiente, el ecosistema... son nociones esenciales para nosotros hoy en día, pero todavía difíciles de entender para nuestros pequeños. Entonces, ¿cómo podemos introducir el tema de la clasificación de residuos a nuestros hijos pequeños sin perderlos en nociones que aún no son capaces de comprender? 

Muchos profesionales que trabajan con niños, incluidos psiquiatras infantiles, han estudiado la cuestión. El reto es encontrar el equilibrio adecuado para que sea una práctica diaria con impacto, sin entrar en un discurso que provoque ansiedad o estrés en el niño. 

Para la mayoría de los expertos, la mejor solución es implicar al niño, poniendo su acción en perspectiva y contexto, sin darle demasiada información sobre el reto climático al que nos enfrentamos. Aquí tienes algunos consejos sobre cómo hacerlo.

Cuando tu hijo tenga edad suficiente para tirar las cosas a la papelera, debes empezar a enseñarle buenos hábitos, como los colores. Los niños aprenden los colores a una edad muy temprana, y son una de las primeras cosas que aprenden para describir su entorno. No dudes en vincular esta capacidad cognitiva con la educación responsable asociando objetos a cada papelera: gris, amarillo, marrón... Lo importante es implicarles; muy pronto, estos gestos se convertirán en un reflejo natural. 

Hoy en día, algunos materiales se transforman para tener una segunda vida completamente distinta de la primera; por ejemplo, en la industria de la moda, donde algunos bolsos y ropa se fabrican con plástico reciclado. Mostrar a los niños estas transformaciones les asombrará a la vez que les inculca la noción de reciclaje y reutilización, de nuevo desde un ángulo positivo y sin entrar en un discurso de miedo. 

El reciclaje también debe considerarse una actividad de aprendizaje.  Estimulando su creatividad haciendo estructuras simpáticas y responsables, utilizando objetos que los niños están acostumbrados a manejar en su vida cotidiana: tapones de botella,  rollos de papel higiénico, etc.

Por último, una noción intrínseca ligada al reciclaje es la de compartir. Enseñar a un niño de muy corta edad a regalar juguetes viejos puede ser un ejemplo perfecto de lo importante que es reducir el consumo de nuestros recursos, y de cómo la segunda mano es una solución sencilla e impactante.

No hay límite de edad para iniciar a los niños en el reciclaje; lejos de discursos incomprensibles y que provocan ansiedad, la idea es hacer del reciclaje una actividad divertida e interactiva cotidiana. 

No hay edad para la clasificación

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